
Una vez maniatadas, las sirvientas las flagelaban hasta que la piel del cuerpo se desgarraba y las muchachas se transformaban en llagas tumefactas; les aplicaban los atizadores enrojecidos al fuego; les cortaban los dedos con tijeras o cizallas;
les punzaban las llagas; les practicaban incisiones con navajas (si la condesa se fatigaba de oír gritos les cosían la boca; si alguna joven se desvanecía demasiado pronto se la auxiliaba haciendo arder entre sus piernas papel embebido en aceite).
La sangre manaba como un geiser y el vestido blanco de la dama nocturna se volvía rojo...
3 comentarios:
y ahora algunos no le querían dar pastillas a niñas mayores de 14...
saludos don gar...
Chutas qué fuerte tu historia... y yo que pensé que era un cuento tuyo...
Miedo!
Ya, Gonzalo, saludos!
Nos loriamos, como dices tú, jajaja.
mmm...
mas conocida
como elizabeth bathory...
vampireza...
mujer despiadada...
como quisieramos ser todas...
caso peor: Gilles de Rais
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